La tensión entre Orlegi y el ayuntamiento de Gijón escala poco a poco, mientras al sportinguismo no se le da ni voz ni voto.
Desde su llegada, el grupo Orlegi se ha marcado como objetivo convertir Gijón en una sede mundialista. Las reuniones con el ayuntamiento han sido recurrentes desde el verano pasado, parecían caminar de la mano hacia el mismo objetivo, pero, desde que se le notificó al consistorio todos los cambios que se deben realizar para albergar partidos de un Mundial, la relación Orlegi-Gijón ha empezado a tener ciertas tensiones y tiranteces. Mientras todo esto ocurre en el frente extradeportivo, la afición actúa como un espectador ajeno y, se centra en lo verdaderamente importante, animar a su equipo.
¿Qué es lo que realmente le importa al grupo Orlegi?
Parece inaudito que en el entorno de un equipo que está luchando por volver a Primera División, después de 8 temporadas en segunda, se hable más de los temas extradeportivos que de lo meramente deportivo. La postura del líder del grupo Orlegi, Alejandro Irarragorri, en ocasiones, es muy sorprendente. Da la sensación de que lo único que le interesa es albergar el «Mundial 2030», la situación deportiva del Real Sporting parece estar constantemente en un segundo plano. Sus actos hablan por él, sin ir más lejos, la misma mañana de un derbi en el que el conjunto rojiblanco se jugaba muchas cosas, todos los titulares de los medios de comunicación hablaban de la presentación del «nuevo» Molinón, porque el magnate mexicano decidió que ese era el mejor día para presentar el proyecto.
Desde hace unas semanas, muchos aficionados se preguntan si el grupo mexicano estaría aquí si no hubiese posibilidades de albergar un Mundial. Realmente, es difícil responder a esa pregunta con total seguridad y más con la forma de actuar del grupo. El sentimiento de que la marca Orlegi Sports solo ve al Sporting como una catapulta de fama, a través del Mundial, está cada vez más extendido entre la afición y es bastante normal. Cuando se necesita celeridad en temas relacionados con el apartado meramente deportivo desde México se pide calma, sin embargo, cuando surge la mínima traba con la gestión del Mundial las reuniones se suceden sin parar.
¿La gente quiere cambiar la esencia del Molinón por completo?
El día del derbi asturiano, entorno a las 12 de la mañana, el Sporting subía a sus redes sociales un vídeo del «nuevo» Molinón. El aspecto del estadio era totalmente diferente al actual y como, al fin y al cabo, era día de derbi, pasó relativamente desapercibido.
¿Realmente, el sportinguismo quiere un Molinón así? Siempre que se habla del estadio del Real Sporting se habla de un campo diferente con ambiente de fútbol inglés, no tiene mucho sentido encorsetar en los estándares de los estadios actuales a un Molinón que es una seña de identidad de un valor incalculable. Además hay que tener en cuenta que el campo gijonés es el más antiguo del fútbol español, se habla de mantener la antigüedad, pero esa antigüedad va ligada a una esencia que se pierde por completo si la modificación es tan profunda.
Lo cierto es que nadie consultó a la afición si prefiere mantener la estructura y hacer una renovación más «sencilla». Quizás desde la dirección de Orlegi se deberían empezar a plantear tener más en cuenta al seguidor de su equipo. Un cambio de estadio es una decisión muy importante, más teniendo en cuenta que El Molinón, más allá de ser el lugar donde se disputan los partidos, es un estandarte del club. Seguro que la afición podría aportar ideas constructivas que aportasen algo al proyecto o que pudiesen dar una perspectiva desde el sentimiento hacia lo que representa el estadio y no tanto desde una perspectiva limitada a lo empresarial.
¿Es el aficionado el encargado de defender la identidad del club?
En resumen, las instituciones están actuando sin tener en cuenta lo más importante, las personas que siguen y aman al club por encima de cualquier interés. En este caso, el aficionado no ha elegido ser un espectador más, sino que la posición de espectador se le ha asignado por persona «ajenas» al sentimiento sportinguista. Por como se habla de la responsabilidad del club, puede llegar a parecer que es el encargado de mejorar la situación de la región, de aumentar las comunicaciones, de ampliar la oferta hotelera…etc. Pero, realmente, da la sensación que ha caído en el olvido que el Real Sporting es un equipo de fútbol, cuyo objetivo debe ser volver a primera división.
Ahora mismo lo más importante son los objetivos deportivos. El humo y la incógnita que generan este tipo de asuntos extradeportivo lo único que hacen es descentrar al conjunto de equipo, club y afición del objetivo realmente importante. De hecho, en los logros del equipos hasta el día de hoy, la afición a tenido mucha importancia, esperemos que esto se tenga en cuenta de cara a lo que nos viene y se le empiece a dar la importancia que merece.