El delantero catalán vive su mejor momento de forma desde que aterrizó en Gijón en Febrero de 2021. Una reivindicación constante.
El mercado invernal del Sporting de Gijón en la temporada 20/21 tenía un claro cometido, la búsqueda de un delantero para formar pareja con un Djuka que por aquel entonces estaba en un estado de forma pletórico. Las opciones se agotaban y por petición expresa de David Gallego el elegido fue Víctor Campuzano. Un delantero desconocido para la mayoría de la afición sportinguista.
El delantero catalán llegaba con un contrato hasta 2025 y con una ficha presumiblemente alta. Su carta de presentación eran 5 goles en Europa League con el Espanyol. Debutó con la camiseta rojiblanca en el estadio de Las Gaunas, entró a falta de 25 minutos para el final y con el partido decidido. La falta de ritmo competitivo se le notaba y acabó el partido con molestias.
Una confianza mermada por las lesiones
Esas molestias después del partido con la UD Logroñés, solo fueron el principio de un túnel oscuro que parecía no tener final. Esas molestias al final fueron una lesión muscular que le tuvo 1 mes apartado de los terrenos de juego. Volvió contra la Ponferradina y poco a poco iba haciéndose un sitio en el once titular, hasta tal punto, que en su primer derbi salió de titular, pero se marchó lesionado en el minuto 43. Otra lesión de mes y medio cuando el equipo empezaba a necesitar del trabajo de Campu. Llegó para las dos últimas jornadas, en ambos partidos salió desde el banquillo, pero no tuvo mucha repercusión en unos resultados que dejaron a ese Sporting fuera de play-off.
Tanto el Sporting como Víctor empezaron la temporada 21/22 como un tiro, el equipo gijonés llegó a estar líder y el delantero catalán parecía que empezaba a tener continuidad. Llegó el mes de octubre y llegó el derbi, Campuzano volvía a ser titular, se retiró del campo en el minuto 59 con una pequeña molestia que acabó significando un mes fuera. Esa misma lesión le provocó una recaída y estuvo prácticamente sin jugar hasta el 23 de enero.
Cuando volvió en enero las lesiones le respetaron hasta final de temporada, pero el banquillo del Sporting de Gijón ya no estaba ocupado por David Gallego. Martí no confiaba en Campuzano y su participación se reducía a unos minutos si se necesitaba atacar. Abelardo tampoco contaba con él y cada vez estaba más en segundo plano.
De descarte a héroe en tres meses
Campuzano volvía a tener presencia de la mano de Miguel Ángel Ramírez, de hecho, el delantero catalán tuvo buenas actuaciones a finales de la temporada pasada, como por ejemplo el partido ante el Alavés, al que puso la guinda con un gol en el descuento. Ese gol fue anulado por el VAR en unas condiciones realmente extrañas. Campuzano parecía dejar atrás los problemas físicos, pero ahora cada vez que anotaba se lo anulaban.
Llegó el verano y el Grupo Orlegi puso en el escaparate a Víctor. Él siempre se mantuvo firme en su creencia de que podía aportar al equipo y MAR nunca descartó del todo su continuidad. Campuzano fue el “chivo expiatorio” de todos los males del Sporting y parecía el culpable de la situación en la delantera, cuando él solo pedía una oportunidad de la mano del técnico canario.
Después de muchos rumores que le vinculaban con el Málaga y con otros equipos de la Liga Hypermotion, Campuzano se quedó y ahora está demostrando porque quería esa oportunidad. Poco a poco se ha hecho un hueco en el once de MAR y en los últimos 3 partidos ha sido fundamental para el equipo. 3 goles y 1 asistencia en tres partidos, pero Campuzano es mucho más que eso, detrás de esos datos hay un trabajo y una entrega que es de admirar.
Ahora solo queda seguir por ese camino, dejar atrás los malos recuerdos de esas etapas de suplencia y de esos episodios de lesiones con grandes actuaciones como las que está llevando a cabo últimamente.