
Un presidente, unas campeonas, una actitud intolerable y las formas más propias de un caudillo retrógrado que compra las voluntades.
Que paren el fútbol que me bajo. Sigo atónito y con resaca mental de todo lo que pude escuchar y ver esta mañana. No puedo llegar a entender cómo la gasolina puede apagar un fuego, cómo la hipocresía, el descaro y el narcisismo es capaz de imponerse al sentido más sentido que ninguno, la dignidad.
Lo del presidente de la RFEF Luis Rubiales es de serie mala de televisión, una ficción con un guion malintencionado, burdo y soez, en vez de arrepentirse, disculparse, apartarse…echa un pulso, ya no a los hechos, si no a la sociedad.
Una sociedad que construimos entre todas y todos, que nos cuesta cada día ser mejores, que a veces no entendemos sus extremos. No seré yo sospechoso de no estar de acuerdo con ciertos sectores, pero por lo que no paso es por la supremacía moral, venga de quien venga.
El Domingo estaba feliz, prácticamente el «pico» me había pasado desapercibido, quería verlas levantar la Copa y nada más. Pero al momento las redes eran un hervidero y mi primera reacción fue: «baboso de mierda». Perdón.
Uno tiene una edad y tiene sus principios, creció con una educación, pero a la vez me sigo educando, porque los tiempos cambian y lo que a un señor de 1977 (cómo yo), le parece algo normal, consentido y sin deseo sexual, a mi me parece la constatación más plausible de lo peor del ser humano, la indecencia y la desfachatez.
Y no es solo por el sitio, el momento o el contexto, y me igual si Jenni le restó o no importancia, el hecho es asqueroso, vomitivo y cargado de machismo y cero delicadeza en la celebración, o ¿acaso justificamos cualquier acto de la índole que sea, por el momento de euforia?, no señor mío, bueno, señor…
Defiéndete, es legítimo hacerlo, de quien consideres que atenta contra ti, de palabra, obra u omisión, pero no justifiques lo injustificable y quieras demostrarnos tu obsoleto poder, a excepción de tus palmeros, el resto no estamos contigo.
Me avergüenzo de que mandes en mi fútbol, siento asco de tu actitud y me das pena, mucha pena, porque por un pico, vas a acabar usando la pala.
Bravo por los campeones y las campeonas, con o sin estrella, por demostrarnos que la categoría futbolística se queda en nada en comparación a la humana. Jugadores, jugadoras, equipos, clubes y cargos federativos, cero tibieza con esto, echémosle.
